martes, 24 de noviembre de 2009

Representar para comunicar

Opinión
Por: Humberto Doria Guerra, Sociólogo de la Universidad Simón Bolívar y Docente universitario.



Realizar un ejercicio intelectual sobre un fenómeno social como el de una profesión implica tener varios conceptos claros, para así darle sentido y significación de la realidad, donde se interactúa con ella y es abordada y representada apartir de unos esquemas conceptuales, interiorizados en la mente del sujeto con base a su formación, educación e ideología.

Pero, para elaborar unos constructos mentales o conceptuales sobre los hechos sociales, hay que partir ya sea de un paradigma, unos enfoques, unos modelos conceptuales o una teoría determinada. Para esta actividad, es necesario retomar la Teoría de la Representación Social, el
concepto de representación social se encuentra entre los más apropiados al analizar la subjetividad humana.

Las representaciones sociale
s no son opiniones sobre, ni imágenes de, sino, más bien, teorías de la ciencia colectiva sui géneris, destinadas a interpretar y construir lo real. Lo que se recibe, se reelabora y evoluciona para convertirse en un conocimiento que se utiliza en la vida cotidiana.

Las representaciones sociales son las formas del sentido común colectivo. Ellas tienen características específicas: el
carácter social de su génesis, el hecho de que es compartido ampliamente y distribuido dentro de un conjunto; en un sentido más amplio, designa una forma de pensamiento social.

La Representación Social, según Jodelet (1984), designa al saber del sentido común como una forma de conocimiento específico de los grupos sociales; es decir, la creación por parte de estos grupos, de conceptos para crear un lenguaje que les ayude a comprender ciertos fenómenos y les sea funcional para su comunicación; en nuestro caso, el de la profesión de comunicador social.

Las R.S. constituyen modalidades de pensamiento práctico orientadas hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno social, material e ideal. Estás son de algo y de alguien, en ese sentido, es una interpretación del sujeto inserto en un contexto determinado y constituye una simbolización del objeto representado. Por lo tanto, esta teoría nos sirve para interpretar y darle sentido a un fenómeno social: la comunicación social y como los sujetos responsables de esta actividad, representan y le dan sentido a ese entorno social.

Éstas pueden adoptar distintas formas: imágenes que condensan un conjunto de significados, sistemas de referencia para interpretar lo que nos sucede, categorías para clasificar las circunstancias, fenómenos e individuos con quienes debemos tratar, teorías para establecer hechos sobre ellos, etc. La noción de representación social nos sitúa en el punto donde se articula lo psicológico con lo social.

En la sociedad se encuentran innumerables profesiones, de enfoques sociales, económicos, políticos, entre otros, cada una de ellas tiene funciones bien definidas y roles específicos. El comunicador social, como profesional, realiza diversas actividades, pues, todo depende del énfasis en que es formado en la institución superior; pero detengámonos cuando está ejerciendo su labor en los medios de comunicación social, ya sea prensa, radio y/o televisión. Su rol es el de informar, orientar, educar y, por qué no, el de persuadir sobre un punto vista que se tenga sobre un hecho social, cultural, político o de cualquier otra índole.

La percepción u opinión que tiene una persona sobre un comunicador social depende de la actividad que desarrolle en los medios de comunicación, como decíamos anterior mente. Por ejemplo, cuando emite una noticia en radio, se cree que este comunicador es imparcial y, pues, no es cierto, puesto que se puede se sabe que las palabras, conceptos, pueden estar impregnados del deseo de querer que las personas lo comprendan o entiendan. Estas expresiones son muy comunes en algunos comunicadores sociales, quiere decir que se está tratando de implantar e implementar unos principios y una cultura, lo que en sociología se cataloga como la manipulación de las actitudes y comportamientos; es decir, conducir e inducir sobre un pensamiento o conducta a seguir, modelo que es digno de imitar.

Los comunicadores sociales al desarrollar actividades de televisión sobre cualquier hecho social que ocurre en un contexto determinado, realizan tomas con su equipo de camarógrafos, luego, al llegar al centro de edición, clasifican o eligen de acuerdo a lo que se quiere informar y que obedece tal vez a un interés de grupo, del medio informativo, de una organización; lo anterior quiere decir que la información es parcial.

Con las mismas tomas, otro comunicador social puede utilizar e informar o dar otro mensaje, entonces, se deduce que los medios de comunicación, en este caso la televisión, manipulan los hechos sociales. Ejemplo, con respecto al las caminatas hechas por el ya famoso profesor Moncayo, los canales privados como Caracol y RCN muestran aquellas imágenes que no afectan la llamada política de seguridad democrática, debido a que apoyan o están de acuerdo con ella. Caso contario de un canal venezolano estatal, muestra imágenes de la caminata resaltando aquellas situaciones en que la fuerza pública de Colombia intenta controlar la llegada del profesor Moncayo a la Plaza de Bolívar y le insertan ciertos comentarios como: ¿Esto es propio de de un país democrático y quiere la paz? ¿Con esto el país cumple con los derechos humanos?

En la radio es donde más se observan ciertas contradicciones e intereses políticos, sociales, culturales, ideológicos y, por qué no, económicos. Tomemos como ejemplos la publicidad emitida en este medio: un producto lo califican de buena calidad, buen precio, fácil de adquirir, etc., (bebidas alcohólicas, cigarrillo).Se hace una pregunta: ¿éstos no atentan con la salud del ser humano? ¿Por qué incitan a consumirlo, no es deber de orientar aconsejar a la sociedad por buscar el bien común antes del particular?

En las emisiones de radio de la ciudad Bogotá, se escucha que en las universidades públicas los estudiantes hicieron mítines, protestas por muchas razones. Los comunicadores catalogan a las personas o grupos que participan en estas protestas como gente de izquierda de ideología marxista o comunista, cuando éstos estudiantes buscan la democracia, luchan por sus derechos políticos, gente jóven que quiere el progreso y desarrollo del país.

Sabiaduría o no sabiduría en la comunicación

Opinión

Por: Diego Martínez Vallejo, estudiante de filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana.


Es una pregunta bastante difícil puesto que yo, como filósofo, intento no crear generalizaciones que metan a todo el mundo en un mismo costal, como muy coloquialmente decimos en Colombia.

Replanteando la pregunta a qué he pensado de los Comunicadores sociales, puedo afirmar, aunque he ido cambiando paulatinamente mi opinión, que pensé que eran un poco bobos, que las mujeres eran muy arribistas, que hicieron una carrera muy fácil y muy poco loable en la academia, que, aunque se esfuercen, escriben muy mal.

No obstante, y como lo dije anteriormente, es evidente que tal opinión ha cambiado, porque he conocido comunicadores sociales bastante juiciosos, dedicados y sencillos. Asimismo, me han hecho ver que es una carrera con una gran trayectoria académica y con múltiples discursos.

No abogo por la comunicación

Opinión
Por: Margarita Estarita Trucco, estudiante de derecho en la Universidad Libre de Cartagena.



¿Qué pensamos los estudiantes de derecho acerca los comunicadores sociales? Es importante decir que en este escrito pretendo trazar una idea de lo que pensamos en general y no tanto una mirada personal.

Se sabe que estas personas estudiosas de la comunicación requieren determinadas características, como todos los profesionales: deben ser integrales, poseer conocimientos actualizados, actitud, carisma, etc. Pero, tal vez somos un poco ignorantes (me incluyo) y tenemos una percepción errónea de lo que en realidad representan los comunicadores en la sociedad. Quizá sea por la seriedad de nuestra carrera, por lo diferente y antigua respecto a la comunicación, por los distintos perfiles y campos de trabajo que requieren ambas, por el nivel de dificultad, en fin, cantidades de aspectos que sin justificación nos llevan a pensar no muy bien de los comunicadores.

Sin embargo, esto no lo digo sólo basada en mi opinión, sino me justifico en comentarios que escucho a diario en mi facultad: “tú qué haces estudiando derecho, a ti no te gusta el estudio mejor pásate pa’ comunicación” o “ahí va Paola, la prepago, es que todas las estudiantes de comunicación son prepagos”. No todos, pero si una gran parte de nosotros suponemos que la comunicación es la carrera perfecta para quien no le gusta estudiar, para los llamados “vagos”, que es un “paseo”, que todas las niñas que la estudian son prepagos y huecas.

Lo anterior, es posible que se deba a la poca información que tenemos, pues, no conocemos los campos de trabajo de un comunicador, tampoco conocemos los distintos énfasis, pensamos que el comunicador, señores, es sólo aquel que presenta las noticias o que utiliza precisamente el periodismo como trampolín para llegar a las novelas o a las pasarelas. Creemos que esto se debe a que muchos de los que informan hoy en día son sólo “caritas bonitas”; personas que no estudiaron la carrera y otras no alcanzaron a graduarse, muchas son modelos, actrices, arquitectas, empresarias o de otras carreras, pero que gracias a la buena suerte y a un poco de dinero para embellecerse están laborando como periodistas y, por consecuencia estigmatizan, y dan mala fama a la comunicación.

Es muy posible que incurramos en un error al juzgar de esa forma a todos los comunicadores y pensar que allí sólo se ven niñas lindas y huecas, es como cuando dicen que todos los abogados somos corruptos, pues, no, no lo somos, debe haber alguno o muchos diferentes, bueno, de igual forma debe ser con los comunicadores, no todos deben ser brutos, vagos o huecos. Aunque en muchas ocasiones he pensado así y he juzgado a los comunicadores, mi deseo es que, con el tiempo, esa percepción cambie y la comunicación logre ser tan respetada como la medicina y el derecho.

Una buena imagen en construcción

Opinión
Por: Gerardo Bustamante Martelo, estudiante de Ingeniería Civil en la Universidad de cartagena.
La mayoría de las personas relacionan equivocadamente la comunicación social con aquellos que estudian para ser presentadores de televisión o algo así por el estilo. Este estigma sociocultural obedece a una falta clara de conocimiento acerca del campo de estudio del comunicador social. Si bien es cierto que para un comunicador social la presentación de televisión y locución en radio se encuentran entre su abanico de posibilidades, no son los pilares fundamentales de su carrera.

Lamentablemente la estigmatización del comunicador social no llega sólo hasta ese punto, sino que trasciende hasta el punto de ver a la Comunicación Social como una carrera hecha para personas a las que no les gusta esforzarse y que su máxima aspiración es ser presentador de algún programa famoso. Aunque estas ideas sean equivocadas tienen sus causas y hay que admitirlas. Aunque sea en un pequeño porcentaje, existen estudiantes de comunicación (vale la pena resaltar la palabra ‘estudiantes’, porque una persona que piense de esta manera no puede considerarse comunicador social) que encajan perfectamente en los estigmas sociales e incluso generan otros nuevos; lastimosamente la sociedad a juzgado a todos por una minoría que no representa el perfil de un comunicador.

La realidad es que la comunicación social es el pilar de la sociedad de hoy en día, la cual se rige por las redes de información; la comunicación ha cobrado un papel importantísimo. Ser comunicador social representa ser responsable con el mundo y la sociedad, puesto que son ellos los que, prácticamente, tienen el poder sobre los acontecimientos más importantes y representativos.

Soy estudiante de ingeniería civil, pero reconozco el importante papel del comunicador social y desacredito todo prejuicio que se pueda tener sobre esta carrera que, aparte de no ser nada fácil, es realmente hermosa. Hace algunos años pensaba diferente, pero precisamente personas con capacidades excepcionales me han abierto los ojos hacia esta carrera. No demerito a la Comunicación Social, porque creo que también me puede servir para ampliar mi visión numérica y física de la realidad, pues, me incorpora lo social a mi perspectiva.

Lo bueno y lo malo

Opinión

Por: Juan Felipe Romero, estudiante de Economía de la Universidad Nacional de Colombia y nominado a los premios "Portafolio" 2009.




No sabía muy bien lo que sucedía, estuve en clases durante la mañana de frente a nuevos conocimientos y tratando de entender los conceptos que recientemente llegaban a mi mente, salí del edificio y se escuchaban comentarios que hacían referencia a una noticia de última hora. Llegué a la cafetería más cercana y efectivamente me encontré con un televisor que emitía el cubrimiento de lo que en las pasadas dos horas estaba generando opinión entre mis compañeros. Escuché por un momento lo que ocurría y compartí algunos comentarios con las personas más cercanas. Tres días después, la versión de la información había cambiado por insignificante o escandalosa que haya sido una noticia.

Son los periodistas los que de forma masiva le cuentan al mundo los acontecimientos particulares que suceden en un sitio específico; los periodistas, siendo magos de la información, tienen a su favor los trucos que les permiten divulgar mensajes para que en poco tiempo las poblaciones conozcan lo que acontece en su entorno. La radio, el televisor, la web y los periódicos son los medios más conocidos para el manejo de la comunicación a gran escala, noticias muy buenas y noticias muy malas son las que cotidianamente aparecen en el plano de la opinión pública y gracias a la labor de estas personas que a diario se esmeran por mantenernos actualizados es que conocemos los hechos que en los rincones más lejanos se están ejecutando y nos mantienen conectados.

Pero, ¿cómo se maneja la información? Si los principios planteados por el código deontológico se cumplieran a cabalidad, nos encontraríamos con un mundo en donde la veracidad prevalecería sobre cualquier especulación que se torne alrededor de una situación, la polarización fuese menor y las percepciones sesgadas disminuirían como efecto de la autenticidad en el trabajo periodístico; aún así, en la actualidad, es palpable la forma en que diferentes empresas manipulan la información y la manera poco responsable en que hacen sus anuncios a millones de personas en que determinado momento los escuchan, los ven o los leen.

Ser periodista implica un compromiso que va más allá del hecho de comunicar, implica una responsabilidad social que debe beneficiar al colectivo de la sociedad permitiendo crear tejidos de convivencia y promocionando la práctica de la justicia y la libertad; por ello, aplaudo a los comunicadores que promulgan el conocimiento objetivo, real e imparcial que permiten la construcción de perspectivas personales desde cada individuo y que además proporcionan los elementos suficientes para que el día de mañana las noticias no amanezcan con versiones modificadas de lo que acontece en el día de hoy para hacer una apuesta por la cimentación de un mundo mejor.

Convicción por la verdad

Opinión
Por: María Camila López Amador, estudiante de Finanzas y Negocios Internacionales en la Universidad Tecnológica de Bolívar y estudiante de Administración de Empresas en la Universidad de Cartagena.
Siendo sincera, hace algunos años la percepción que tenía de los estudiantes de comunicación social era bastante despectiva, tanto así que si este artículo hubiese sido escrito en ese tiempo, estaría lleno de líneas que describen a jovencitas con un reducido coeficiente intelectual que tienen como único propósito en sus vidas ser una famosa y codiciada presentadora de farándula, en donde sólo debe sonreír a una pantalla y leer o, en su defecto, aprenderse de memoria unas cuantas líneas.

No obstante, reconozco que mi criterio carecía de fundamento alguno, pues, además de generalizar, desconocía la verdadera razón por la que deciden iniciar esa carrera la mayoría de los jóvenes universitarios. Y tal razón es hoy en día el motor principal que enriquece la búsqueda de la verdad en nuestro país; una verdad que muchos intentan silenciar a la fuerza, pero que precisamente ellos, los futuros comunicadores sociales, son los encargados de hacerla prevalecer.
Entonces, si bien es cierto que la demanda de esta carrera es significativamente considerable al compararla con otras y que tal preferencia se debe, en gran parte, a jovencitas que sueñan con salir en televisión, también es cierto e innegable que existen mentes brillantes con ideales y convicciones firmes, que van de la mano con su infalible guía.

Por ende, el cometido que tienen para con la sociedad no es nada fácil y lo arduo de esta tarea también reside en encontrar la forma, bien sea de dejar a un lado sus propias ideas y asumir un rol de neutralidad a la hora de desempeñarse como periodistas o, por otra parte, asumir firmemente sus ideales y opiniones para defenderlos verídicamente al momento de escribir o editar un artículo.

No pretendo con esto adentrarme en la labor de un comunicador social, pero sí exaltar la importancia de esta carrera en la sociedad Colombiana, ya que nuestro país necesita con ansias profesionales con vocación y convicción por la verdad.

Desde el mercadeo

Opinión

Por: Karina Recuero, estudinate de mercadeo en el Sena, Bolívar.

Personalmente, veo esta carrera como aquella que estudia todo lo relacionado con la información y la forma cómo se transmite y cómo es percibida por la sociedad, puesto que un verdadero comunicador social es capaz de dar informaciones totalmente verdaderas, evaluando el impacto que ésta pueda tener en su audiencia.


Además de esto, cabe resaltar que gracias a estas personas que se preparan por años para ser excelentes transmisores de la información, nos enteramos de todo lo que a nuestro alrededor está sucediendo con información muy efectiva que llega en el momento preciso y que cada día nos ayudan a ver la realidad de todo; lo que nos afecta de una u otra forma y sensibiliza a la sociedad de lo que se vive día a día.

Tengo entendido que la transmisión de una información es el papel más difícil, puesto que ésta siempre tiende a ser tergiversada, son estas personas quienes saben y poseen habilidades tales para que estos inconvenientes no se puedan dar y todo sea captado de la mejor manera posible.


Esta idea planteada anteriormente es el fruto de todo lo que percibo y la forma cómo relaciono lo poco que conozco de la carrera, pues, creo que, como yo, muchas personas cuando le hablan de comunicación social o comunicador social hacen énfasis en aquellos periodistas o presentadores que nos transmiten noticias tanto de gran importancia o tan banales como las de entretenimiento cada día.

Desde otras miradas

Opinión

Por: Leonardo Doria De Ávila

La otra vez, leí un chiste que era más o menos así: “Jesús en medio de sus discípulos dice: “4x^2+3x+5”. Pedro, entre su confusión, habla por todos: “Señor, no comprendemos tus palabras”. A lo que el Mesías responde: “Es una parábola, tontos”.” Y debajo decía que no era apto para comunicadores, pues, no lo entenderían.


Yo tengo muy claro cuáles son las representaciones sociales que tiene la gran mayoría acerca de los comunicadores sociales: ‘huecos’, son reinas o gays, flojos, pésimos para las matemáticas, en fin. Debido a que queremos analizar y cambiar esa imagen de nosotros se ha decidido hacer una publicación especial de las representaciones sociales (R.S.) de los comunicadores.


Bien, la gran mayoría de personas tiende a dividir el pensamiento en dos, como todo lo occidental (parece como si Hegel no se hubiese muerto aún): lógica-matemático y lenguaje, es decir, números y letras. Miren, estos dos polos se complementan y ninguno es más importante que el otro, puesto que para no ser analfabeta debes tener las dos estructuras del pensamiento desarrollada y para ser un erudito no tienes que saber sólo matemáticas. El hecho de que nosotros nos hayamos inclinado por la esfera del lenguaje no quiere decir que seamos inferiores a los que estudien alguna ingeniería. Tampoco esto quiere decir que no sepamos contar ni que los ingenieros no sepan hablar y/o escribir.


La verdad, no es una carrera de reinas ni de niños huecos, puesto que es una transdisciplina; dicho de otra manera, un campo que toma de otras disciplinas, las atraviesa, las profundiza para llegar a ver la sociedad desde varias perspectivas distintas. Además, se lee y mucho, se sabe de diversos autores, pero desde otros campos para llegar al nuestro: García Canclini, Martín-Barbero, Foucault, Marx, Engels, Molano, Bourdieu, Smith, Lipovetsky, en fin.


He dicho antes: “desde varias perspectivas distintas”. Nosotros no vemos la complejidad del mundo a través de los números que, por si no sabían, son representaciones sociales de las cantidades, sino por medio de la diversidad del pensamiento, aquí sí se permite la libertad, no necesariamente 2+2=4. Por ejemplo, ahora mismo estamos analizando la carrera de Comunicación Social, gracias al método de las R.S. que son: simplificadores, sistematizadores y moralizadores incorporales y síquicos específicos de una sociedad que se hacen equivaler (asociaciones) con abstracciones de percepción colectiva, socializadas por medio de la intersubjetividad y el consenso social, con el objetivo de diferenciar los elementos de la realidad material inmanente y hacer más fácil el adquirir o comunicar conocimiento, pero que, por su misma esencia, tienden a crear y/o reproducir formas de comportamiento.


Tocqueville nos dijo, alguna vez, que una era de individualismo muy lipovetskyana, en donde las personas se especializan en un campo del conocimiento cada vez más particular (pregrado, especializaciones, maestrías y doctorados), es necesaria la comunicación para que se cree una unidad de pensamiento universal; los ingenieros les hablan de números a los comunicadores y estos últimos le hablan de lenguaje a los primeros. Incluso en el pregrado de la comunicación hacemos énfasis en radio, publicidad, organizacional, editorial, audiovisuales y periodismo.


Ahora, muchos nos preguntaremos ¿para qué nos sirve el análisis hecho en el presente texto? ¿Para qué nos sirve entender las representaciones sociales de los comunicadores? Pues bien, como se han podido dar cuenta, nos hemos adentrado profundamente en el cómo funciona una sociedad y podemos decir, después de comprender las R.S., que entendemos cómo se forma un imaginario y cómo éste recorre las grandes mayorías y el consenso social hasta convertirse en un estereotipo objetivado. Esto no es solamente un beneficio sociológico, sino, también, un beneficio comunicativo, puesto que entendemos cómo funciona la lógica del poder comunicativo y mediático, y cuando digo mediático no me estoy refiriendo sólo a la televisión, sino a todo lo que pase por un dispositivo tecnológico, desde la publicidad y la editorial, pasando por radio y organizacional, hasta el periodismo. Además, de una manera personal podemos razonar mejor sobre nuestras vidas y sobre lo que pensamos de los demás y si estamos haciendo una participación social, comunicativa y política activa en la construcción social de la realidad.Ahora bien, después de leer y escribir el presente texto y aprehender y aprender sobre las R.S. nos sentimos más inteligentes, más capacitados, podemos decir que comprendemos mejor el mundo y que entendemos más el oficio de ser sujeto social, sociólogo y, en mi caso, comunicador social con énfasis en editorial. Entendemos, pues, que no se trata de ver quién es mejor que quien, sino de reflexionar sobre nuestros imaginarios y representaciones.


Los más perjudicados en que en la televisión haya presentadores que sólo hablan sin pensar somos los estudiantes de Comunicación Social y si se quiere cambiar la imagen es necesario que se comience desde adentro, siendo cada vez mejores y más capacitados para ejercer nuestro oficio.


Las R.S. que ha habido en los cómics acerca de los comunicadores son claras: Peter Parker y Clark Kent eran periodistas. Muchos quieren ser dueños del mundo, pero son muy pocos los que queremos salvarlo, esta debería ser la función del comunicador.

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lunes, 23 de noviembre de 2009

Ignacio Ramonet

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viernes, 20 de noviembre de 2009

Compromiso de todos, para todos

Opinión

Por: Andrés Velásquez.

Partamos de la idea de que la lucha por la Colombia que queremos debe darse desde el respeto por la dignidad humana y la normatividad vigente, en un marco de diálogo incluyente, de apertura y tolerancia ante las diferencias y de aprovechamiento máximo del disenso. Esto es, con verdadera democracia. Sólo caminando en ese sendero es posible la construcción de la cultura de paz que reclama Colombia; sólo así es posible el verdadero progreso.

Es por ello que la candidatura de Sergio Fajardo se antoja refrescante en una Colombia polarizada en torno a la simpatía o antipatía con el actual presidente, en una Colombia donde pensar distinto implica colgarse al cuello el cartel de enemigo malintencionado, o cuando menos, el de idiota. Estamos entregados a una guerra de epítetos y egos, más que a la sana discusión de las ideas para afrontar nuestros más grandes retos, como si éstos no tuviesen ya suficiente entidad.

Es en este escenario que se nos presenta una nueva visión de país, una opción legítima de centro (reiteramos, ni uribista ni antiuribista, no nos definimos en función de nadie), en la que la llegada del equipo de Fajardo al gobierno nacional sólo implica un primer paso en la transformación profunda de las costumbres políticas del país.

Y es que dicha transformación no es tarea para un solo hombre, o un pequeño grupo de personas, no es una meta para un cuatrienio o dos; es una obra de esfuerzos comunes y de largo aliento, a ser desarrollada por la sociedad colombiana en conjunto. Lejos de caudillismos, de los dañinos liderazgos mesiánicos, que tan de moda están en nuestra querida Latinoamérica, Compromiso Ciudadano por Colombia, Movimiento encabezado por Fajardo, nos recuerda que el poder para el cambio que tanto anhelamos, está en nuestras manos. Todos los ciudadanos debemos asumir nuestra responsabilidad en la construcción de la Colombia que deseamos.

Es hora de acercarnos sin miedo a la política, a la que la mayoría, sin pensarlo demasiado, hemos hecho el quite. La hora de apreciar reflexivamente las ventajas que pueden resultar del mejor uso del poder para beneficio común (la verdadera política).

Pasar del estadio de críticas y reclamos faltos de propuestas a una participación responsable y activa en política es vital para la reivindicación de los derechos ciudadanos. Este es el momento para que nuestra inconformidad frente al mal uso del poder se traduzca en permanente interés en el ejercicio político y en constancia en nuestro deber de vigilancia y control del cumplimiento de los cometidos Estatales.

Compromiso Ciudadano por Colombia nos ofrece hoy esta posibilidad. Es un Movimiento de ciudadanos de a pie, conformado en su mayoría por aquellos que, por cualquier razón, hasta el momento no habíamos hecho escuchar con fuerza nuestra voz en lo que a la administración pública se refiere, y que hoy vivimos responsablemente nuestras vidas al servicio de una causa, de un mejor país.

A través del mismo apelamos a la conciencia democrática, para llevar al poder al gobierno de los más preparados, en lugar del gobierno de aquellos con mayor influencia o la billetera más abultada; para llevar a cabo acciones concretas que privilegien el bienestar común y no sólo a unos pocos; para pasar de las palabras a los hechos.

Apelamos al deseo de cambio de los colombianos para hacer vida un proyecto basado en el respeto, la dignidad y la decencia; un proyecto con inteligencia y creatividad como herramientas, con confianza como capital político; un proyecto caracterizado por la honestidad, conocimiento, pasión y sensibilidad social de sus ejecutores; un proyecto avalado por una gestión impecable en Medellín (que algunos tratan inútilmente de empañar, asustados por la amenaza que supone un grupo que demuestre que las cosas pueden hacerse de otra manera).

Apelamos a la sensatez para consolidar un programa que presenta propuestas desarrolladas con la gente, un plan incluyente, capaz de incorporar las buenas ideas de todos (la verdad absoluta no es patrimonio de nadie), jamás construido al azar, o según la conveniencia electoral; un programa que apuesta decididamente por la creación de oportunidades, la satisfacción de necesidades básicas (educación, salud, empleo), el respeto por los derechos humanos y el apoyo ciudadano a la fuerza pública como llaves para la paz, el gran anhelo nacional.

Tenemos buenas razones para creer que podemos construir el país que proyectamos. Es la clara ventaja que otorga, tras grandes esfuerzos, nuestra independencia: la libertad para el desarrollo de una política transparente, por el modo en que se ha gestionado esta campaña, apoyada en convicciones y distante de la dinámica clientelista.

¿Qué si es posible concebir el triunfo de una iniciativa política de estas características? ¿Qué si podemos empezar por llevar a Fajardo a la Casa de Nariño?

Son muchas las invitaciones a rendirnos. Son muchas las voces pesimistas que apuntan a la imbatibilidad de las grandes maquinarias, a que el pueblo desconoce alternativas, a la falta de antecedentes positivos en el tema. Nosotros pensamos, sin embargo, que son más las voces comprometidas con el cambio, y siguiendo el consejo del uruguayo Galeano, hemos empezado a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar.

Al gran Gandhi y sus seguidores también les tacharon de locos al conocerse su pretensión de liberar la India del imperio británico, ‘solamente’ armados de la fuerza del espíritu, sin empleo de violencia, desde el amor y la verdad (¡he aquí una verdadera revolución!) ¿Por qué no podríamos triunfar nosotros también?

Las dificultades son muros que separan a quienes están dispuestos a luchar por la realización de sus sueños de aquellos que no lo están. Nosotros no tememos a los retos, nos crecemos ante ellos. Tenemos el talento necesario para vencer, nuestros conflictos y caídas son aprovechados como oportunidades para mejorar, y eventualmente derribaremos los muros que nos separan de nuestro objetivo.

Los colombianos han empezado a creer con nosotros: hoy más de 700.000 firmas avalan el sueño que haremos realidad. Por demás, estoy convencido de que así sea en el fondo de su corazón, incuso nuestros más grandes detractores quieren creer en nuestras opciones. A todos los que creen honestamente en esta forma de hacer política, queda en firme la invitación a caminar con nosotros…