martes, 24 de noviembre de 2009

Lo bueno y lo malo

Opinión

Por: Juan Felipe Romero, estudiante de Economía de la Universidad Nacional de Colombia y nominado a los premios "Portafolio" 2009.




No sabía muy bien lo que sucedía, estuve en clases durante la mañana de frente a nuevos conocimientos y tratando de entender los conceptos que recientemente llegaban a mi mente, salí del edificio y se escuchaban comentarios que hacían referencia a una noticia de última hora. Llegué a la cafetería más cercana y efectivamente me encontré con un televisor que emitía el cubrimiento de lo que en las pasadas dos horas estaba generando opinión entre mis compañeros. Escuché por un momento lo que ocurría y compartí algunos comentarios con las personas más cercanas. Tres días después, la versión de la información había cambiado por insignificante o escandalosa que haya sido una noticia.

Son los periodistas los que de forma masiva le cuentan al mundo los acontecimientos particulares que suceden en un sitio específico; los periodistas, siendo magos de la información, tienen a su favor los trucos que les permiten divulgar mensajes para que en poco tiempo las poblaciones conozcan lo que acontece en su entorno. La radio, el televisor, la web y los periódicos son los medios más conocidos para el manejo de la comunicación a gran escala, noticias muy buenas y noticias muy malas son las que cotidianamente aparecen en el plano de la opinión pública y gracias a la labor de estas personas que a diario se esmeran por mantenernos actualizados es que conocemos los hechos que en los rincones más lejanos se están ejecutando y nos mantienen conectados.

Pero, ¿cómo se maneja la información? Si los principios planteados por el código deontológico se cumplieran a cabalidad, nos encontraríamos con un mundo en donde la veracidad prevalecería sobre cualquier especulación que se torne alrededor de una situación, la polarización fuese menor y las percepciones sesgadas disminuirían como efecto de la autenticidad en el trabajo periodístico; aún así, en la actualidad, es palpable la forma en que diferentes empresas manipulan la información y la manera poco responsable en que hacen sus anuncios a millones de personas en que determinado momento los escuchan, los ven o los leen.

Ser periodista implica un compromiso que va más allá del hecho de comunicar, implica una responsabilidad social que debe beneficiar al colectivo de la sociedad permitiendo crear tejidos de convivencia y promocionando la práctica de la justicia y la libertad; por ello, aplaudo a los comunicadores que promulgan el conocimiento objetivo, real e imparcial que permiten la construcción de perspectivas personales desde cada individuo y que además proporcionan los elementos suficientes para que el día de mañana las noticias no amanezcan con versiones modificadas de lo que acontece en el día de hoy para hacer una apuesta por la cimentación de un mundo mejor.

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