Opinión
Por: Margarita Estarita Trucco, estudiante de derecho en la Universidad Libre de Cartagena.
¿Qué pensamos los estudiantes de derecho acerca los comunicadores sociales? Es importante decir que en este escrito pretendo trazar una idea de lo que pensamos en general y no tanto una mirada personal.
Se sabe que estas personas estudiosas de la comunicación requieren determinadas características, como todos los profesionales: deben ser integrales, poseer conocimientos actualizados, actitud, carisma, etc. Pero, tal vez somos un poco ignorantes (me incluyo) y tenemos una percepción errónea de lo que en realidad representan los comunicadores en la sociedad. Quizá sea por la seriedad de nuestra carrera, por lo diferente y antigua respecto a la comunicación, por los distintos perfiles y campos de trabajo que requieren ambas, por el nivel de dificultad, en fin, cantidades de aspectos que sin justificación nos llevan a pensar no muy bien de los comunicadores.
Sin embargo, esto no lo digo sólo basada en mi opinión, sino me justifico en comentarios que escucho a diario en mi facultad: “tú qué haces estudiando derecho, a ti no te gusta el estudio mejor pásate pa’ comunicación” o “ahí va Paola, la prepago, es que todas las estudiantes de comunicación son prepagos”. No todos, pero si una gran parte de nosotros suponemos que la comunicación es la carrera perfecta para quien no le gusta estudiar, para los llamados “vagos”, que es un “paseo”, que todas las niñas que la estudian son prepagos y huecas.
Lo anterior, es posible que se deba a la poca información que tenemos, pues, no conocemos los campos de trabajo de un comunicador, tampoco conocemos los distintos énfasis, pensamos que el comunicador, señores, es sólo aquel que presenta las noticias o que utiliza precisamente el periodismo como trampolín para llegar a las novelas o a las pasarelas. Creemos que esto se debe a que muchos de los que informan hoy en día son sólo “caritas bonitas”; personas que no estudiaron la carrera y otras no alcanzaron a graduarse, muchas son modelos, actrices, arquitectas, empresarias o de otras carreras, pero que gracias a la buena suerte y a un poco de dinero para embellecerse están laborando como periodistas y, por consecuencia estigmatizan, y dan mala fama a la comunicación.
Es muy posible que incurramos en un error al juzgar de esa forma a todos los comunicadores y pensar que allí sólo se ven niñas lindas y huecas, es como cuando dicen que todos los abogados somos corruptos, pues, no, no lo somos, debe haber alguno o muchos diferentes, bueno, de igual forma debe ser con los comunicadores, no todos deben ser brutos, vagos o huecos. Aunque en muchas ocasiones he pensado así y he juzgado a los comunicadores, mi deseo es que, con el tiempo, esa percepción cambie y la comunicación logre ser tan respetada como la medicina y el derecho.
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