Opinión
Por: María Camila López Amador, estudiante de Finanzas y Negocios Internacionales en la Universidad Tecnológica de Bolívar y estudiante de Administración de Empresas en la Universidad de Cartagena.
Siendo sincera, hace algunos años la percepción que tenía de los estudiantes de comunicación social era bastante despectiva, tanto así que si este artículo hubiese sido escrito en ese tiempo, estaría lleno de líneas que describen a jovencitas con un reducido coeficiente intelectual que tienen como único propósito en sus vidas ser una famosa y codiciada presentadora de farándula, en donde sólo debe sonreír a una pantalla y leer o, en su defecto, aprenderse de memoria unas cuantas líneas.
No obstante, reconozco que mi criterio carecía de fundamento alguno, pues, además de generalizar, desconocía la verdadera razón por la que deciden iniciar esa carrera la mayoría de los jóvenes universitarios. Y tal razón es hoy en día el motor principal que enriquece la búsqueda de la verdad en nuestro país; una verdad que muchos intentan silenciar a la fuerza, pero que precisamente ellos, los futuros comunicadores sociales, son los encargados de hacerla prevalecer.
Entonces, si bien es cierto que la demanda de esta carrera es significativamente considerable al compararla con otras y que tal preferencia se debe, en gran parte, a jovencitas que sueñan con salir en televisión, también es cierto e innegable que existen mentes brillantes con ideales y convicciones firmes, que van de la mano con su infalible guía.
Por ende, el cometido que tienen para con la sociedad no es nada fácil y lo arduo de esta tarea también reside en encontrar la forma, bien sea de dejar a un lado sus propias ideas y asumir un rol de neutralidad a la hora de desempeñarse como periodistas o, por otra parte, asumir firmemente sus ideales y opiniones para defenderlos verídicamente al momento de escribir o editar un artículo.
No pretendo con esto adentrarme en la labor de un comunicador social, pero sí exaltar la importancia de esta carrera en la sociedad Colombiana, ya que nuestro país necesita con ansias profesionales con vocación y convicción por la verdad.
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